La cena terminó con unos tapones de tequila de más para celebrar la confesión de Malú. José cogió la guitarra que guardaba en la casa de su hermana, supongo que para las comidas familiares que se hicieran en la casa de la cantante. Es lo que tiene pertenecer a una familia de artistas... Que todas las comidas o cenas, acaban arrancándose por bulerías.
Cuando José se despidió de nosotras, y ya sin la necesidad de deber irme para que su hermano no sospechara nada de nosotras, recogí, junto con Lula, todo lo que habíamos usado. En uno de esos viajes a la cocina, la encontré mirando por la ventana de la cocina, observando a sus pequeño zoo canino jugando entre sí, y aprovechando su distracción, me acerqué por su espalda, agarrándola de la cintura y acariciando su tripa, provocando en ella un pequeño susto acompañado de un saltito. Rompió en risas el silencio que se había producido tras sorprenderla. Llevó sus manos a mi nuca, mirándome fijamente.
-¿Qué te ocurre? - pregunté, viendo en sus ojos un brillo extraño.
- Tengo miedo.
- ¿De qué? - apreté con mis brazos su cintura contra mi cuerpo.
- De todo. Mañana volvemos a empezar con los conciertos... La gira casi me absorbe... Y mentiría si dijera que no me encanta, - rió.- Pero... Me da miedo separarme de ti. De lo que nos pueda suceder a partir de ahora.
- Yo estaré aquí, cuidando de tu zoo, de tu casa. Soñando contigo despierta, y dormida.
- No.
En ese momento el corazón me dio un vuelco.
- ¿Cómo? - pregunté con miedo de saber la respuesta. Acabábamos de dar un gran paso, sobretodo ella... Y esto ahora me sorprendía.
- Quiero que vengas conmigo.
- Pero Malú... Tu banda.. Sospecharían algo...
- No. Quiero que seas una supuesta Staff más. - dijo mientras me miraba pidiéndome a gritos silenciosos que aceptara.
- ¿A qué hora comienza el viaje mañana?
- ¿Eso es que sí?
- Eso es que me lo voy a pensar. Y quiero saber cuánto tiempo tengo para ello.
- Genial, tengo toda la noche para convencerte. - dijo con una mirada y sonrisa pícara.
Me acercó a su boca, devorando la mía con fiereza. Se deshizo de mi ropa de camino al dormitorio, donde me tumbó en la cama, prácticamente ya sin ropa alguna, y dio media vuelta, dirigiéndose hacia la minicadena que tenía colocada en una estantería. Vi como sacaba un CD del lector y colocó otro en su interior. Al darse la vuelta, comenzó a bailar al ritmo de la música mientras se deshacía de la ropa que cubría su cuerpo, dirigiéndose al lecho, donde yo la esperaba expectante.
Se colocó encima de mi cuerpo, recorriendo con su boca mi piel, mientras con sus manos sujetaba las mías justo por encima de mi cabeza. Me hizo delirar innumerable número de veces, hasta que supliqué piedad de su parte. Bajó de mi cuerpo, el cual descansaba sobre la cama casi sin aliento, y situó su cabeza en el lado izquierdo de mi pecho.
- Me gusta oír como late. - sonreí al escucharla.
- Te quiero. - contesté.
Noté como una sonrisa se dibujaba en su cara, y posaba sus labios sobre mi ombligo.
- ¿Te he convencido? - preguntó.
- No sabía que lo hiciste para convencerme... - hice una mueca.
- No, no fue para eso. Pero es que si me voy mañana, y tú no me acompañas, imagina el tiempo que estaremos la una sin la otra.
Aproveché su distracción a mi favor, colocándola bajo mi cuerpo, dirigiendo mi boca a su cuello. Observé cuando me entretenía en el lóbulo de su oreja derecha, como sus ojos me decían todo lo que su boca en ese instante callaba, mientras que emitía pequeños suspiros de placer.
Decidí que era el momento de continuar mi viaje por su cuerpo, por mi destino favorito. Coloqué mis manos alrededor de su cintura, pegando su piel con la mía, hasta que parecía que solo éramos una. Besé su tripa en un sinfín de ocasiones, mientras que con mis dedos recorría todo su cuerpo, haciendo que Malú desprendiera calor por todos los lugares que su pequeño cuerpo poseía. Llevó sus manos hasta mi pelo, haciéndome temblar con el tacto de sus dedos entre mi cabello. Cuidadosamente me incitó a subir de nuevo a su boca, pero no quise complacerla, así que decidí adentrarme en ella, probándola, haciéndola delirar de esa manera. El silencio de la noche que inundaba la habitación se vio quebrado por sus gemidos. Y su viaje al paraíso continuo.
- ¡YA! - exigió con su voz entrecortada por su descompensada respiración.
Reí y me incorporé, quedando a la altura de su boca.
- ¿No me sigues el ritmo? - pregunté.
- ¿Pero qué ritmo? Mira... No te vuelvo a juntar con mi hermano, ni te doy tequila después de cenar, que mira que mal te sienta. - carcarjeó.
Se abrazó a mi, y comenzó a besarme de una forma muy cálida.
- Necesito mimos... -susurró.- No me hago a la idea de tener que alejarme de ti durante tanto tiempo...
- Ah, pero... ¿Ya no me quieres en tu equipo?
- ¿Eso es que me ibas a decir que sí? - dijo ilusionada.
Asentí, y sin que me diera tiempo a nada más, volvió a fundirse como alma que lleva el diablo en mi boca, haciéndome delirar mientras pasaban las horas sin que ninguna de nosotras dos nos diéramos cuenta.
Pasaron los días increíblemente rápidos, como todo a su lado. Ya llevábamos tres conciertos, y aunque entre concierto y concierto, cuando estábamos lejos del equipo, Malú conmigo estaba como siempre, yo odiaba los días en los que ella se tenía que subir al escenario. Y no, no penséis que no me gustaba verla disfrutar encima de él, todo lo contrario. Siempre estaba pletórica, haciendo enloquecer a todo el púbico que asistía a sus conciertos, y eso hacía que a mi se me cayera la baba. Hasta tal punto que cuando José bajaba del escenario en los descansos, se reía de mi cara de admiración hacia ella.
El problema venía cuando se reunía con ella. Con la chica que ayudaba a montar y desmontar el escenario. Una chica que desde el primer día me miraba con mala cara, que no aceptó mi entrada al equipo. Creo que me caló desde el primer día. A mí y a ella.
Jessica, así se llamaba, no dejaba de tirarle los trastos, y la cantante parecía encantada con esto. Y yo no podía con la situación. No podía ver como iba tras ella, y Malú le seguía el juego... Ese día, antes de los ensayos, justo cuando el equipo de montaje terminó su trabajo, y me tocaba a mi junto con los demás Staff organizar el espectáculo de esa noche me escabullí de mi trabajo, buscando a Malú.
Y creo que nunca me arrepentiré tanto de nada, como de haberlo hecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario